Fuente: Revista Humor, Nº 1, junio 1978, pág. 54.
La cartelera televisiva, de tiempo a esta parte, ha venido incorporando, como por aluvión, series protagonizadas por mujeres. Así llegaron Mujer Policía, La Mujer Biónica, Los Ángeles de Charlie y La Mujer Maravilla. No se puede decir, en este caso, que es un hecho sin precedentes. Aún podemos recordar a Annie Oakley o a Sheena, la reina de la selva.
Pero eran manifestaciones aisladas. ¿Qué es lo que está pasando? ¿Hay una invasión feminista en la pantalla? Contrariamente a lo que pareciera, yo creo que todas las series en las que trabajan mujeres, son antifeministas, o conservan la característica imagen de la mujer como sexo débil, al menos.
Como para muestra basta un botón, hablemos de Mujer Policía. Está rodada de tres hombres. Uno de ellos, además de ser su superior jerárquico, es también su protector, su maestro y su guardián. Mujer policía, lucha contra hombres, pero la fragilidad y el temor de la protagonista es comparable al de la señora que vende el pan en la esquina de casa, aunque un poco más maquillada.
En el caso de la mujer Biónica, ocurre exactamente lo mismo. Su jefe es un hombre y las diferencias con el hombre nuclear, siempre hablando de roles, naturalmente, no de calidad de serie, ni de belleza física, saltan a la vista. La independencia del hombre Nuclear es notable, no está tan sujeto a órdenes, se mueve como un hombre independiente, un poco más rápido y en cámara lenta, pero como un hombre al fin.
En el caso de los Ángeles de Charlie la dependencia es aun mayor. En este caso es un hombre al que no se ve y al que se someten totalmente. En la introducción del programa, una voz en off, la de Charlie, explica que él les cambió la vida.
Para cerrar esta síntesis de series femeninas, La mujer maravilla, que como todos saben, abandonó la inmortalidad para acompañar a un hombre al que quería rescatar. No es una excepción, pero confirma la regla.
Como diría un sicólogo, todo tiene que tener una explicación. Lo primero que se me ocurre es pensar que esas series van dirigidas a un público masculino. Un público masculino que quiere regodearse en la contemplación de estas mujeres bonitas, heroínas todas, pero que le siguen demostrando que el hombre es él. Sé positivamente que puede haber otras interpretaciones. Esta noche, cuando termine de lavar los platos, les prometo que voy a seguir pensando.