El aciago destino de Felicitas Guerrero
El feminismo es la idea radical
Que sostiene que las mujeres
Somos personas.
Ángela Davis.
La mujer siempre fue cosificada, relegada al ambito doméstico como si fuese una imposición genética.
Durante la primera mitad del siglo XX aún la mujer tenía cercenados sus derechos civiles , políticos y económicos en nuestro país y gran parte del mundo; fueron los sucesivos cambios legislativos un punto de inflexión para que la mujer asuma en la sociedad argentina un lugar hacia la igualdad de derechos y oportunidades.
En la época virreinal y de la Colonia la mujer estaba sujeta a leyes arcaicas, retrógradas y viles:
Autoridad marital total; patria potestad absoluta practicada por el padre que tenia el derecho de oponerse al matrimonio de sus hijos; prohibición de la mujer de ejercer profesiones públicas y privadas; incapacidad total y absoluta de la mujer casada en todos los actos de la vida civil; derecho limitado a heredar los bienes dejados por su cónyuge, mayorazgo, pena de muerte para la mujer adúltera; analfabetismo de la mujer por ser considerada un sujeto no pasible de educación excepto la doméstica.
Con la emancipación del país se accede a las nuevas doctrinas de la revolución francesa por intermedio de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y es entonces y sólo entonces cuando algunas instituciones como el mayorazgo desparecen y se atemperan los primeros rigores sobre el status de la mujer.
.Nació FELICITAS GUERRERO en esa sociedad férreamente patriarcal como todas las mujeres de su época .
Con la ley de sufragio femenino en el año 1947 y con la reforma constitucional de 1949 que duraría pocos años por su pronta derogación en el gobierno militar, comienza el duro y largo camino del reconocimiento de la mujer en la vida civil y política argentina. En el año 1957 y con la ratificación de la Convención lnteramericana suscripta en Bogotá en 1948 sobre concesión de los derechos civiles de la mujer es cuando el principio de la igualdad jurídica del hombre y mujer reingresa a nuestro ordenamiento pero siempre con fuertes limitaciones. La capacidad total de la mujer aún era una quimera que vivía en la letra muerta de la ley, hasta que la reforma integral de la ley 17.711 en el año 1968 zanjando profundas diferencias doctrinarias, sienta finalmente una regla general de capacidad y se suprimen las incapacidades que afectaban a la mujer en el campo patrimonial sujetas al “ poder maritalis” de sus cónyuges. Las leyes siguen y siguen plasmando en letra lo que parte de la sociedad resiste. No nos engañemos el camino es largo y difícil hasta nuestros días.
Felicitas era una mujer aristócrata nacida en el seno de una familia de prósperos comerciantes y casada cuando aún era un adolescente con un hombre que rondaba más de los 50 años, allá por mediados del siglo XIX.. Obviamente no podía elegir su destino como ninguna mujer de su tiempo, a pesar de haber nacido en “cuna de oro” Felicitas como el resto de las mujeres no tenía capacidad de elección sobre su vida. Las igualaba entonces a las mujeres “ricas y pobres” la DESIGUALDAD que les imponía su género.
Sufríría la muerte de su hijo primogénito en la epidemia de fiebre amarilla que asoló Buenos Aires, luego vió morir otro hijo pequeño, su marido finalmente amartillado de dolor moriría también poco tiempo después.

Felicitas iba cayendo en el precipicio de la muerte del que no pudo escapar y siguiendo el camino de sus hijos pequeños ella también murió. Tantas mujeres habían sido víctimas de femicidio antes de Felicitas y cuántas lo serían después hasta nuestros días!, El cronista de la Nación escribió una nota estigmatizante y despreciativa sobre el suceso trágico de Barracas culpando a la mujer de su propia muerte y justificando la conducta del femicida. Les parece familiar esa reacción social ? Asi es….porque hasta el dia de hoy parte de la sociedad sigue cuestionando a la mujer sobre su conducta como gatilladora de la violencia fatal. Aún hoy la mujer es cosificada y estigmatizada y sigue enmarañada en una pelea feroz a la cultura patriarcal que se resiste a que las viejas estructuras desaparezcan, que se resiste con sus últimos estertores al cambio de paradigma necesario para el empoderamiento de la mujer en el ejercicio de sus derechos plenos, libre de las ataduras de los prejuicios en la construcción de una nueva sociedad de IGUALES. Decía la gacetilla: “….La educación de la mujer se resiente notablemente. No es la coquetería la cátedra dónde debe estudiar el arte de agradar. La coquetería mata su corazón…. Una mujer coqueta no siente….las ilusiones del hombre son estrellas que brillan perdidas en el vacío…de ese amor.
Pronto sobreviene la noche del dolor y estalla el rayo de los celos, inundando el corazón del hombre…” La mas deleznable justificación homicida plasmada en un Diario Nacional en 1872. La sociedad estaba de acuerdo, por lo menos en su mayoría. La mujer merecía morir por haber provocado “celos”. La mujer merece morir, resumiendo el axioma a su minima expresión. Asi estamos ….luchando por merecer VIVIR, galopando la historia con determinación, recordando a las mujeres muertas, luchando para que las historias no se repitan in eternum, que “aquellas mujeres rotas” nos den el ejemplo para continuar un derrotero en la asertiva templanza que sin lugar a dudas merecemos el lugar que nos ganamos, el de igualdad absoluta, sin cortapisas. La hermosa Iglesia en Barracas de Santa Felicitas, la que mandaron construir tras la muerte de la joven , está allí impávida al tiempo y recordándonos la historia de un femicidio Dicen algunos que cada fecha conmemorativa de su muerte se ve una dama vestida de novia deambular por la nave central de la Iglesia, dicen que si se ata un pañuelo en las rejas de la Iglesia una mujer tendrá suerte en el amor….. Dicen y dicen. Los fantasmas están allí en el imaginario popular y también en las hojas amarillas de la historia recordándonos siempre que han vivido y que tuvieron una historia para contar, como ésta…..que les acabo de relatar. LA HISTORIA DE UN FEMICIDIO, el de la mujer “mas hermosa de la República”. Rosana Rodriguez