¿QUIÉN FUE PIERRE BENOIT?
“La escalinata olvidada”
Y, como otras veces, la escalinata de mármol levanta frente a él la nobleza arquitectónica de sus verdes, sus negros y sus rojos. La escalinata… Hay en lo alto una decoración, un grupo dorado de niños… pero ¿qué sostienen?… a menudo ha tratado de reconstruirlo… Se angustia y tortura su memoria, mientras las mujeres de la familia se deslizan por la habitación, como breves tanagras, con frascos en las manos trémulas…
De toda su infancia, de todo aquel misterio, lo único que salvó fue la escalinata. Súbitamente, como ahora, se yergue ante él. Arriba está la áurea escultura. ¿A dónde conducen los anchos escalones? ¿Los ha visto? ¿Los ha soñado? Lo único que recuerda es que esa escalinata divide su existencia: por un lado, un mundo mágico; por el otro, la cotidiana realidad; y de este lado, al principio, el terror… Las mujeres cuchichean. Monsieur Benoit apenas las distingue. Se borran, se confunden, como los proyectos que le encargó el Departamento Topográfico de Buenos Aires, como sus cuadros de veleros, como su sable de marino que pende junto al lecho, cerca de las miniaturas pintadas por él. «La escalinata de mármol» (1852), Misteriosa Buenos Aires (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1950 [1951], 371 págs.)
Tan misterioso como el relato de Manuel Mujica Lainez , Pierre Benoit fue un personaje complejo.

Vida y obra de Benoit
Nació el 3 de agosto de 1794 en la Ciudad de Calais, Francia, posteriormente naturalizado argentino. Hijo de Pedro Nicolás Francisco Benoit, capitán de navío, y de María Juana Dau o Dot.
Algunas fuentes históricas dicen que a los 14 años había ingresado como guardiamarina en la Armada Imperial, en cual estuvo 5 años. Algunos biógrafos sugieren que habría formado parte de la Marina Napoleónica en 1808 y participado en acciones militares.
Luego de la caída de Napoleón vino a Buenos Aires, y ahí comienza la historia que más conocemos…
Llegó a América por una carta de recomendación de Simón Bolívar, pero eligió la Ciudad de Buenos Aires para quedarse a vivir.
Una vez llegado a nuestras costas pidió servir en nuestra Armada; luego se fue hacia el norte alegando cuestiones de salud. Llegó al Paraguay como “dibujante”, para retornar posteriormente y dedicarse a su labor de ingeniero.
“….Bajo el gobierno de Martín Rodríguez, en 1821, Rivadavia lo nombró oficial auxiliar del Departamento de Ingenieros Arquitectos, y trabajó a las órdenes de su colega francés Próspero Catelin, que construyó la Catedral…. Benoit tuvo a su cargo la inspección de la obra, y por escrito fechado en 1823, expresó Catelin que Benoit había trabajado los planos, y según otras referencias sabemos que dirigió la construcción del frontis. Dos años después, fue dibujante constructor de planos en el Departamento de Ingeniería. El coronel Manuel Dorrego lo designó director de dibujo del Departamento Topográfico, en 1828, y desde entonces prestó allí servicios ininterrumpidos. Tomó parte en la defensa de Buenos Aires durante el sitio que sufrió en 1829, integrando el batallón Amigos del Orden….” www.revisionistas.com.ar
Bajo el gobierno de Rosas, y por casi 14 años, desarrolló tareas en el Departamento Topográfico .
Fue nombrado arquitecto civil y naval y miembro del Consejo de Obras Públicas. Eventualmente fue nombrado Director de Dibujo Facultativo.-
Buenos Aires/Paris:
La Buenos Aires colonial era anárquica, deslumbrante, salvaje, los arquitectos e ingenieros llegarían masivamente en la segunda mitad del siglo XIX para reformular la fisonomía de la Ciudad y convertirla en la “París del Plata”. Benoit fue un iniciador, un pionero en el diseño de la nueva Ciudad de Buenos Aires. Quizás un visionario.
La Ciudad Colonial se preparaba para convertirse en pocas décadas en la Europa de América.
La primera vez que fui a Paris, creí que caminaba por algunas de las calles de Buenos Aires, me resultaban tan familiares… sin embargo, era mi primera vez en la Ciudad Luz . Algunas calles se parecían a las de San Telmo, por las que habría deambulado tantas veces Benoit. Al doblar una esquina descubrí la Torre Eiffel: imponente, deslumbrante… me detuve en medio de aquella vereda desierta en el invierno francés; casi anochecía y allí estaba la Torre vistiéndose de sus dos colores de luminarias, deslumbrando al peatón desprevenido. Empecé a caminar derecho hacia su presencia…
Benoit fue un personaje versátil, pintoresco, complejo, tan misterioso que inspirara la narrativa de Manucho Mujica Lainez… su figura descollaba en la Buenos Aires colonial con galanura y aire aristocrático.
Arquitecto, ingeniero naval, dibujante, ecléctico, versátil, políglota, se dedicó también a pintar escenarios marinos y exponer miniaturas.
Su labor por la “nueva Buenos Aires” fue denodada y, su vida, tan extraña como su muerte.
De sangre real:
Comenzó a propagarse el rumor de que este hombre políglota y polifacético venía de Francia con un gran secreto entre manos: pertenecer a la derrocada Corona francesa. Algunos decían que era ni más ni menos que el “Delfín francés” y que había llegado huyendo a estas costas.
Se conservaba el corazón de un niño muerto, quien había sido encarcelado en la Prisión del Temple luego del trágico fin de los últimos monarcas franceses –supuestamente, el verdadero hijo de los reyes decapitados-. Luego de que se hicieran pruebas de ADN en épocas contemporáneas, se lo comparó con cabello de María Antonieta –conservado en Austria- y se pudo conocer que aquel joven muerto se trataba efectivamente del legítimo descendiente a la Corona Francesa, ergo Bernoit no sería el “Delfín”. Sin perjuicio de ello, para la época en que vivió Bernoit esos exámenes comparativos científicos eran impensables, y todo era conjetural. El niño habría muerto a los 10 años de tuberculosis durante el encierro. Dos años antes sus padres, los reyes de Francia, habían muerto en la Guillotina.
Algunos dicen que Bernoit tenía sangre monárquica e, incluso de no ser el Delfín, era un pariente muy próximo a la Corona. También se decía que pertenecía a una Logia Masónica de la cual formaría parte Bernardino Rivadavia, y que estas circunstancias fueron las que facilitaron su llegada a Buenos Aires.
Mas dudas que certezas….
Así fue que el día 21 de agosto de 1852, un hombre extraño, procedente de Francia, pidió entrevistarse con Benoit aduciendo ser amigo de su juventud. Luego de que se fuera ese hombre, Benoit fue encontrado muerto… El extraño había vuelto a Francia, se fue tan extrañamente como había llegado.
Demasiadas teorías en torno a un mismo personaje… Se decía que habría sido rescatado de la Misión del Temple y criado en el puerto de Calais por una familia de campesinos. Lo cierto es que sus descendientes habrían llevado con ellos una trenza de María Antonieta… ¿Y por qué Bernoit tendría ese objeto en su poder?
¿Quién habría tenido la intención de matar a Benoit, de 67 años, quien yacía en su cama sin poder moverse desde hacía años por una lesión en su cadera?
¿Por qué cuando fueron exhumados los restos del niño en el Cementerio francés, los huesos se correspondían con el de un adolescente de 16 años, y no con el de un niño de 10, que hubiera sido la edad exacta que hubiese tenido al morir el heredero al trono de Francia?
En el año 1996, descendientes de Benoit, junto a una antropóloga forense, pudieron localizar sus restos en el Cementerio de la Recoleta. El mismo presentaba la lesión característica que había sufrido en su cadera, la conclusión forense de su muerte fue: envenamiento por arsénico.
Aún mas dudas que respuestas…
Ultimo acto:
El diálogo que pudo ser…
Hombre extraño francés: “Hace tiempo que lo buscaba… por fin pude dar con Usted…”.
Benoit: “Aquí me tiene, postrado… viejo, totalmente inválido… c’est la vie”.
Hombre extraño: “Su vida ha sido larga y venturosa en estas costas, pudo formar una familia, ser un personaje encumbrado de esta sociedad…”.
Benoit: “Lejos de mi Francia, para siempre…”.
Hombre extraño: “Hay muchas formas de volver… Usted sabe que tengo un propósito, y un motivo para haber realizado tan largo viaje…”.
Benoit: “Supongo que usted cree que tiene esos motivos… yo soy quien digo ser, nada más ni nada menos que un francés que vivió su vida en Buenos Aires, que formó un hogar aquí…”.
Hombre extraño: “Nadie pone en dudas eso… está a la vista, pero también sabe que debo cumplir el deber encomendado”.
Benoit: “Está equivocado…”.
Hombre extraño: “Solo cumplo órdenes… que no puedo eludir. Sería mejor para usted, “Benoit”, que colabore para que el sufrimiento de sus familiares sea mucho más soportable. Un hombre anciano, inválido… parte desde su cama en su hogar. ¿Es un buen final, no cree?”.
Benoit baja la mirada y responde lacónicamente: “Las cartas están echadas, supongo que sí…”.
Luego de un rato de la partida del hombre extraño francés, fue encontrado el cuerpo sin vida de Benoit en esa misma cama.
El recuerdo que se le debe:
La casa que fue habitada por Benoit se encontraba ubicada en la esquina de las actuales calles de Bolívar e Independencia en San Telmo. Algunos “vecinos locos”, como diría mi bella profesora de Historia, quisieran que en dicha intersección pudiera construirse una hermosa plaza que llevara su nombre.
En definitiva, la vida de Benoit se merece eso. ¿Qué opinan?
Datos biográficos:
Luis XVII: ¿murió en Buenos Aires? Zapiola, Federico. Buenos Aires, 1941.
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«La escalinata de mármol» (1852), Misteriosa Buenos Aires (Buenos Aires: Editorial Sudamericana,1950 [1951].