La historia en Europa siempre habla de Hitler como el personaje más desalmado en Alemania y el mundo. Inició la segunda Guerra Mundial y su posición política de régimen totalitario lo llevó a usar a los científicos para sus planes de guerra. Albert Einstein no aceptó y fue considerado un amigo de la paz y enemigo de Hitler.

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Adolf Hitler, como solían llamarlo. Dio apertura a la segunda guerra mundial en 1913 tras invadir a Polonia. En esa época el científico que revoluciono la física se encontraba trabajando para el Instituto Kaiser Wilhelm de Física. El ascenso de los nazis y los desacuerdos entre Einstein con la comunidad científica alemana, terminó por sacarlo de Alemania. Es se debe a que el era amigo de la paz y enemigo de Hitler.
Sus creencias judías sentenciaron su llegada a Estados Unidos

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La llegada de Hitler al poder de Alemania le impidió a toda persona de origen judío trabajar con normalidad. Esa situación la vivió Albert Einstein y sus amigos con las mismas creencias religiosas. El más importante Gustav Born y su familia, quienes por recomendación de Einstein en 1933 tuvieron que trasladarse a Inglaterra, donde se encontraba su padre Max Born como director de un centro de investigaciones de física más importantes del mundo.
De Einstein cuenta que batalló varios años en Berlín con la comunidad política y científica de Alemania, expuso en ciertos momentos su vida, y siempre les recordó que la ciencia debe trabajar para la sociedad y no en contra de ella. Sin embargo, no pudo hacer mucho. La mayoría de la comunidad científica de Berlín estaban convencidos de respaldar a Hitler y su Partido Nazi. «El lavado de cerebro le salió a Hitler a la perfección».
La intimidad religiosa de Einstein
Se dice que Albert Einstein no solo revolucionó el mundo de la ciencia y la filosofía. También lo hizo en la teología; con sus novedosas propuestas sobre la luz, el espacio y el tiempo. Fue un genio armonioso y con pasión por la naturaleza. Su sentido del humor y su humanismo lo convirtieron en una figura de culto en una época bastante agitada.
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No era fácil para Einstein vivir en total armonía en tiempos de guerra. A pesar de tener una educación religiosa enfatizada en lineamientos del catolicismo por las raíces judías de su familia, en algún momento sintió ser ateísta. La situación hizo que lo catalogaran como «agnóstico». Sin embargo, en su libro autobiografía de Albert Einstein publicado en 1997 afirmó el científico ser religioso. De hecho antes de morir afirmó
El azar no existe; Dios no tiro los dados en el universo
La frase es cuestionada en algunos sectores científicos, quienes realmente no entendieron nunca las respuestas de Einstein no lo entendían nunca, solo personas que aman la ciencia y la respiran, hubiesen entendido lo que estaba detrás de las respuestas de Albert. Pues, ¿Quién en guerra respondería con mucha polémicas a preguntas realizadas por periodistas que en su momento podrían darle más leña al fuego?. ¿Por qué no tenerle miedo a un tal Adolfo Hitler viviendo en sus territorios? No era el quien deseaba vivir en un estigma religioso, la pregunta más importante para Einstein quizás debió haber sido, ¿Por que la humanidad no entiende que matándonos no solucionaban los problemas del mundo?.
Quizás una de las hipótesis poco planteada y poco estudiadas de la vida que lo toco vivir durante la segunda guerra mundial a Albert Einstein, consistía en entender que necesitó la sociedad científica para que viera el error cometido por las escuelas de formación con los hombres de ciencias. Los experimentos de cada uno de ellos atormentaron seguramente tanto a Einstein que recodaría sus legados religiosos, quizás su pasión religiosa siempre estuvo por encima de sus conocimiento. El miedo de dar a entenderle a la sociedad en general que era un amigo de la paz y enemigo de Hitler. Algo realmente para temer.
Por ejemplo, en 1920 el periodista y novelista norteamericano nacido en Múnich George Sylvester Viereck, le pregunto a Einstein sobre su postura cristiana. En la entrevista le preguntaba -«¿En que grado ha sido usted influenciado por el Cristianismo?, Einstein respondió: desde niño recibí instrucciones tanto de la Biblia como del Talmud (Libro de las tradiciones de los ancianos Judíos). Yo soy judío, pero me conmueve la luminosa figura del Nazareno- El periodista insistió en el tema y luego preguntó: –¿Acepta usted la existencia histórica de Jesús?-, la respuesta de Einstein fue muy deslumbrante. Esto dijo:
Nadie puede leer los Evangelios sin sentir la verdadera presencia de Jesús. Su personalidad vibra en todas sus palabras. Ningún mito está tan rebosante de tal vitalidad
No fue una respuesta que da cualquier cristiano, de hecho aquellos que sin duda creen en el cristianismo lo llaman «recibir a cristo en su corazón». Si luchó por sus creencias religiosas desde sus estudios universitarios por ser de origen Judío, porque no haberlo ocultado después, donde la situación política en Berlín era delicada y amenazante.
Se dice además que Einstein compartía la filosofía de religiosa y de la naturaleza de Spinoza. Sin embargo, Einstein manifestó que fue culpa de la herejía el haber manifestado una práctica religiosa más cósmica. Aunque pareció ir en contra de las nuevas escrituras o nuevo testamento bíblico, ya había manifestado sentir la presencia de Jesucristo en su vida. Quizás pudo haber sido un nuevo intento de Einstein para no ir tan en contra de ideales de la sociedad científica en aquellos años.
Una ayuda Norteamericana fue su camisa de fuerza

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Estados Unidos de América era sinónimo de libertad, eso pensó Albert Einstein antes de trabajar para el gobierno Norteamericano en la década de 1930. Una carta enviada al entonces presidente de los EEUU Franklin D. Roosevelt en 1939 donde advirtió posibles ataques nucleares por parte de la Alemania de Hitler fue el inició de unos últimos años de tristeza del científico. Pues, en esa carta le pidió al gobierno adelantar proyectos nucleares para prevenir ser atacado por adelantado por los alemanes. Arma que fue letal para finalizar dicha guerra.
La ecuación E=mc² se convirtió para Einstein y todos los colaboradores que trabajaban para el gobierno de los Estados Unidos un detonante, una manera de verse al espejo entre ellos y decir que fueron criminales de un hecho ocurrido un 6 y 9 de agosto de 1945. Hiroshima y Nagasaki fueron victimas de dos ataques nucleares ordenados por el presidente Harry Truman.
La respuesta de Einstein al gobierno de los Estados Unidos no fue muy bien recibida, las manifestaciones por el uso de armamento nuclear fueron igual de populares que la misma popularidad de Albert. La revista The time en 1945 lo catalogo como el padre de las bombas nucleares, por ello decidió hasta el día de su muerte, mostrar una postura pacifista y muy humana. Mostrando su decepción por el mundo que se destruye cada día más así mismo. Un amigo de la paz y enemigo de Hitler, un científico que viajo a un mundo que termino acabando con su libertad.
La lucha por la paz y una generación de científicos humanistas
Albert antes de morir intentó mostrar que las armas fue el peor invento del hombre. Culpó al hombre por actos de inmoralidad e impiedad de la humanidad, lo cual lo definió como un hombre con sentido social y pacifista. Aunque en este punto intentaron generar polémicas sobre su religiosidad. Sin embargo, Einstein respondió:
– No creo en la inmoralidad del individuo, y considero la ética una preocupación exclusivamente humana sobre la que no hay ninguna autoridad sobrehumana.-
Finalmente, Albert Einstein murió el 18 de abril de 1955 en Princeton a los 76 años hemorragia interna causada por la rotura de un aneurisma de la aorta abdominal. El patólogo encargado de practicarle la autopsia, Thomas Harvey, sin contar con permiso, extrajo el cerebro de Einstein con el propósito de estudiarlo y descubrir de dónde venía la increíble inteligencia del físico alemán.

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Einstein sigue y seguirá siendo por siempre un objeto de investigación en la ciencia. Sus frases polémicas, su legado científico y su forma pacifista de ser. Alguien que cambió para mucho los planes de estudios de la ciencia en distintas universidades. Las humanidades hacen parte de la formación científica, algo que no era común antes y durante la segunda guerra mundial.
Su legado fue bastante bromista en muchos casos, desvió mucho respuestas. Debió haber sabido que la popularidad lucia más en la sencillez que en la fama. Entre las frases más graciosas nos regaló la siguiente:

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